Tenencia responsable de mascotas (2ª parte)

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Cajón de sastre


Tenencia responsable de mascotas (2ª parte)

Amable lector, si nos hizo favor de leer esta colaboración la semana pasada, recordará que hablábamos de las implicaciones de tener una mascota. Decíamos que, en tratándose de las mascotas, debería ser si no igual la obligación de ministración de alimentos en los humanos (conceptualizados jurídicamente) si debería ser semejante.

Que en el caso de los animales, específicamente perros, precisan: alimentos, “educación”, un lugar dónde guarecerse de las inclemencias del tiempo, ejercitarse física y mentalmente, así como atención médica.

En esta oportunidad me voy a ocupar del tema de la “educación” de los perros, desde el punto de vista de la tenencia responsable.

Mi abuela solía decir, fiel a la conseja popular, que “con dinero baila el perro”. No es que el dinero ejerza una poderosa influencia en los perros que por arte de magia los haga bailar, sino que mediante una retribución se puede contratar a alguien para que enseñe a bailar al perro y le enseñe muchas otras cosas.

Adiestrador es la persona que hace diestro, hábil, en algo a un animal. El adiestrador realmente no enseña a un perro a sentarse, a echarse o a caminar; esos son comportamientos que son propios a la naturaleza del animal. Lo que si consigue el adiestrador es que el animal despliegue tales comportamientos a voluntad del manejador o del dueño; que lo realice a la orden, mediante una instrucción llamado comando. Los comandos pueden ser señales visuales o audibles.

Frecuentemente las personas confunden el adiestramiento con la rehabilitación. Piensan que al llevar a su perro con un adiestrador o a un curso de obediencia básica, como por arte de magia se resolverán todos los problemas de conducta del Bobby. Es posible que, mediante el adiestramiento, se controlen o corrijan algunos problemas conductuales, pero lo cierto es que los trastornos de conducta precisan de un tratamiento especializado, de una rehabilitación, que debería correr a cargo de un etólogo (especialista en conducta animal).

La rehabilitación es más compleja, más tardada y más costosa. Ya que hablamos de costos, es importante hacer un señalamiento respecto del adiestramiento. En muchos de los casos, si las personas llevaran a sus cachorros a escuelas de adiestramiento canino o los enviaran a adiestrarse, se evitarían casi todos los problemas que normalmente se presentan cuando no sucede así (y de paso les vivirían eternamente agradecidos sus vecinos).

Desafortunadamente, por una economía mal entendida, la gente no se da cuenta de que al “ahorrarse” lo del adiestrador, a la larga terminarán desembolsando más dinero, ya sea porque después será más caro remediar el problema o por la cantidad de destrozos y daños que causará un perrito incontrolable, sin adiestramiento.

Tengo mucho tiempo diciendo que, en mi opinión, los perros son para disfrutarse no para padecerse. Un perro adiestrado es más disfrutable, más obediente y en consecuencia más libre. Un perro sin adiestramiento se padece, es una fuente inagotable de problemas y tiene un margen mínimo de libertad, consecuencia de su falta de control y desobediencia.

Algunas personas estiman que es “caro” adiestrar a un perro. Ya hemos dicho que la noción de caro es relativa y subjetiva y tiene más que ver con la capacidad adquisitiva que con el precio en sí. Sí consideramos que un adiestrador promedio conseguirá una verdadera transformación del Bobby en algo así como 4 o 6 semanas y cobrarán por esa mágica transformación una cantidad similar a la que se le paga a “la alegría del hogar” por ayudar en las labores domésticas, creo que se puede concluir que no es “caro”.

Existen, como todo, algunos que cobran más y otros que cobran menos, pero más o menos ese es el rango. También existe la posibilidad de asistir a clases grupales en parques, plazas, camellones, etc. espacios públicos, en dónde los precios pueden ser inferiores, en atención a que se adiestra “con paisaje” y se hace en colectivo.

Un altísimo porcentaje de perros que son abandonados, regalados y van a aparar a manos de rescatistas, albergues o protectoras, no estarían en esa situación si, en su momento, los hubieran adiestrado. De la misma manera que será más fácil colocar en un nuevo hogar a un perro si éste cuenta con adiestramiento y no se comporta como un demonio de Tasmania, incontrolable.

Adiestrar no es una opción, es una obligación. Adiestrar no es algo que se debe hacer una vez que comienzan los problemas, sino algo que debiera hacerse para evitar los problemas. Enséñele a su perro a ser el perro que usted quiere que sea.

Alguna vez leí una publicación de los perros de búsqueda y rescate de Argentina en donde referían que el adiestramiento de un perro debería comenzar dos o tres años antes de su nacimiento, con la correcta formación de su guía.

Amable lector, con dinero no baila el perro, pero con dinero usted puede mejorar la calidad de vida de su perro, de usted, de su familia y de sus vecinos. Adiestrar no es caro, adiestrar es una obligación que impone la tenencia responsable.

Estimado lector, como siempre agradezco su tiempo, su lectura y el favor de su atención.


Fecha de publicación: 06/10/2020

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