Por mi raza hablará el… pedigrí

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Cajón de sastre.


Por mi raza hablará el… pedigrí.
Antes que nada ofrezco disculpas si alguien de sangre azul y piel dorada se siente incómodo con el título de mi colaboración; de ninguna manera era esa mi intención. Así como tampoco es el objetivo de esta columna, cuando menos no en esta ocasión, tratar algún tema relativo a la UNAM.  Aún y cuando no es mi Alma mater, si me dio cobijo en sus aulas en algunos momentos de mi vida; respeto mucho a tal institución y cómo no la voy a querer, si es la máxima casa de estudios de este país. El lema cuya autoría se debe al Maestro de América, Don José Vasconcelos, simplemente ha sido, en este caso, fuente de inspiración para dar lugar a un juego de palabras, que le dan nombre a mi colaboración de esta semana. Algo sabía el autor del Ulises criollo sobre el tema de las razas y su importancia en la cultura, entendida como quehacer objetivado del hombre.
El tema de hoy tiene que ver con la raza sí, pero de perros, más bien las razas de perros su importancia y sus implicaciones.
¿Qué es un perro de raza y que es un pedigrí? creo que todos sabemos que hay una cantidad importante de razas de perros, que las mismas fueron diseñadas y desarrolladas por el hombre para cumplir ciertas funciones o propósitos zootécnicos y ayudarlo en un sin fin de tareas. Qué la especie Canis lupus familiaris, entiendo, es la especie animal más manipulada por el hombre, más que ninguna otra.
Probablemente lo que no se sepa es que se conocen, algo así como unas 450 razas de perros diferentes y que la mayoría son relativamente recientes; el grueso de las razas no tienen más de 100 años de antigüedad. Son tan solo unas cuantas las que son de viejas de verdad.
En los últimos tiempos se ha venido desatando una campaña de desinformación en la que se sostiene que no se “deben” comprar perros de raza, que la raza no es importante y algunas otras cosas sin sentido; la paradoja es que quienes así piensan propugnan por darle prioridad a los perros criollos y mestizos; pero ¿qué creen? eufemísticamente los identifican como “perros de raza única” (sic), ya no entendí, pues ¿no que la raza no importaba?
Ya podrá usted imaginarse, argumentan absurdos tales como que tener preferencia por cierta raza de perros es “racismo”, que cómo es posible que los latinos e hispanoamericanos siendo mestizos  tengamos preferencia por los perros de raza pura, si nosotros no lo somos, que esto de las razas es para que seres desalmados -léase criadores- se llenen los bolsillos de dinero y una cadena interminable de falacias y argumentaciones sin sustento y lo que es peor, sin razón.
En honor a la verdad, justo es reconocer que se han llegado a cometer excesos en ciertas razas en las que verdaderamente, sin justificación, sé exacerban ciertos atributos, para acentuar cierta característica, en aras de la estética y no de la salud, la eficiencia o la utilidad de la raza. Justo también es decir que las deformaciones, mal formaciones y aberraciones que se presentan en ciertas razas se deben a las cruzas indiscriminadas realizadas por personas que sin conocer lo suficiente o movidas exclusivamente por un interés económico reproducen ejemplares sin ton ni son de manera arbitraria.
Se tiene que decir, categóricamente, que la crianza es cosa de entendidos. Corresponde a los que saben cuidar los estándares de cada raza, abriendo sus sangres y cerrándolas lo necesario cuando así conviene, pero lo más importante es desarrollar un cuidadoso y planificado programa de crianza que significa tiempo, dinero, esfuerzo, amor y pasión por una raza.
Es curioso esto de los vaivenes de la moda. Hace unas décadas la gente presumía con orgullo el hecho de tener un perro de raza pura, en tanto que otras personas asumían con vergüenza el hecho de tener un  perro que no fuera de raza, “corriente” como se les denominaba. Hoy sucede lo contrario, pareciera ser pecado mortal, motivo de vergüenza, el tener un perro de raza; lo de hoy, para estar a la moda, es tener un perro  de "raza única", cosas de los hipsters. Como se sabe los hipsters se caracterizan por gustar de las manifestaciones “ indie” (independientes): música, cine, literatura, etc. una sensibilidad diversa, alejada de la cultura predominante; son atraídos por lo diferente, por lo alternativo.
Luego entonces los perros de “raza única”, los corrientes, los de la calle, los eléctricos ( cómo se les identificaba antes) los criollos y los mestizos, se corresponden con ésta manera de entender el mundo; cada individuo es único e irrepetible y encajan perfecto en el cliché de la cultura hipster.
La raza sí importa y no es un problema de discriminación o de racismo, es un problema de certeza y seguridad. Si no la única si la principal manera de velar por la pureza de una raza es por medio de registros genealógicos, mejor conocidos como pedigrís. La palabra pedigrí proviene del vocablo francés “ pied de grue” (pata de grulla) con la que se hacía referencia a las marcas hechas en línea recta, semejantes a las que se pueden observar en la pata del ave, que los criadores de caballos utilizaban para trazar a manera de árbol genealógico sus cruzas, determinando los ancestros de la cría. La pronunciación inglesa de “pied de grue” pasó a convertirse en “pedigree” y pasó a nuestro idioma como “pedigrí”.
El pedigree o pedigrí como tal es un documento que analiza y certifica las relaciones genealógicas de un animal; su pureza racial, si cumple con las características que definen a cierta raza, en él se muestran tres generaciones completas de antecesores del perro. De tal suerte que es posible, entre otras cosas conocer quiénes son sus antepasados y que características tenían éstos, así como datos generales ( fecha de nacimiento, raza, variedad sexo , color, criador, propietario, títulos de belleza, deportes o trabajo, entre otros) es decir parte de la historia del perro.
¿Quiénes expiden los pedigrís? el pedigrí es otorgado por una organización privada, una persona moral con personalidad jurídica y patrimonio propios que ofrece diversos servicios para sus afiliados.
Estos organismos a su vez forman parte o están afiliados por entidades privadas de carácter internacional. Algo así como lo que sucede en los deportes. La certeza y seguridad se basa en la confianza, la reputación y el manejo ético de las personas que las dirigen y las conforman.
Amable lector, que no le digan, que no le cuenten, si usted no conoce al criador, si no tiene a la vista a los padres de su futuro cachorro o del perro que piensa adquirir, lo único que le puede dar certeza y seguridad es el pedigrí. De lo contrario es muy probable que el Chihuahueño crezca como caballo o que le vendan un auténtico o legítimo “Fresh Pool” o que le den, no gato por liebre, sino gato por perro.
Apreciable lector, en el fondo de las discusiones de si de raza o no, de si “adoptar” o comprar, se encuentra una discusión sobre la libertad; ya alguien dijo que la libertad de uno termina dónde comienza la libertad del otro.

Estimado lector, gracias por su tiempo y el favor de su atención.

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