Amores que matan

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Cajón de sastre


Amores que matan

Hay amores que matan; la historia, las artes y la realidad misma nos dan innumerables testimonios de ello. Conozco muchos ejemplos de padres y amantes de los animales que, so pretexto de su desmedido amor, a veces son testigos o causantes de verdaderas tragedias; es por eso que me atrevo a afirmar que, existen, amores que matan.

Dicen por ahí que la ignorancia es atrevida. Existen personas que no saben, otras que creen que saben y, algunas más, que no saben que no saben. En el mundo de los rescatistas y de los amantes de mascotas hay de los tres tipos de personas.

En infinidad de ocasiones he dicho que una inmensa mayoría de las personas que dicen ser rescatistas de perros o amantes de los perros, tienen en común su desmedido amor por los animales y una absoluta ignorancia. Desde su ignorancia se erigen en jueces de horca y cuchillo, ellos deciden lo que está bien y está mal; que se debe o no hacer.

Algo de lo que poco o nada se habla es de los incidentes o tragedias que tienen lugar en los hogares temporales, albergues o “santuarios” de mascotas. Existe una cifra negra, oculta de tales percances. Aquellos que satanizan el uso de ciertas herramientas o prácticas, son los mismos que llevan en su conciencia la muerte de uno o varios “peluditos”.

Existe una herramienta en particular que no les gusta a los amantes de los “chaparros”, de los “peluditos” me refiero ni más ni menos que a las “crates”, también conocidas como “kennels”, jaulas o cajas transportadoras. En su opinión se trata de algo inhumano; prefieren el uso de “perreras” o “runners”.

Desconocen los beneficios y la utilidad de las “crates”, pero no les gustan y las rechazan, desde su desconocimiento e ignorancia.

En honor a la verdad, debo reconocer, que el fenómeno no es propio de los rescatistas sino que se extiende a una gran cantidad de dueños de mascotas. Se resisten a utilizar esa maravillosa herramienta.

Quienes así actúan, desde lo visceral, ignoran que en el entrenamiento con “crates” se aprovechan la condición natural del perro para buscar un lugar cómodo, tranquilo y seguro cuando el entorno se vuelve demasiado ruidoso o amenazante. 

El “crate training” cumple con varios propósitos entre los que se cuenta el confinamiento, cuando no puede haber supervisión, el control de esfínteres y para su manejo.

Está claro que el/la “crate” no se puede utilizar como instrumento de castigo, no es un calabozo; por el contrario, si la inducción y el entrenamiento se realizan de la manera correcta, tal lugar se erigirá en una especie de nirvana, ahí solo suceden cosas buenas. Eso explica el porque aquellos perros que han sido adecuadamente instruidos en su uso, permanezcan en ella a pesar de que la puerta permanezca abierta o que de manera voluntaria busquen entrar en ella, pudiendo estar en otro sitio.

Quien de manera desprejuiciada acepta utilizar el “crate training” gozará de sus beneficios en caso de viajes u hospitalización de su mascota.

Algunas personas se resisten a la utilización cotidiana de la jaula, sin embargo, cuando salen de viaje no tienen empacho en llevar a su perro a alguna pensión o al cuidado de alguna clínica veterinaria en donde su bienamada mascota, terminará confinada en una jaula, mientras su sacrificada ama goza de unas merecidas vacaciones.

Lo mismo sucede cuando una mascota tiene que ser hospitalizada, irremediablemente en el pre o postoperatorio, simplemente para su observación, será confinada en una jaula; se ganaría mucho si la mascota estuviera habituada a tal herramienta.

La jaula debe ser lo suficientemente grande para que el perro quepa parado y pueda darse vuelta.

Quienes de manera irracional y sin fundamento afirman que es cruel e inhumano encerrar a un perro dentro de una jaula, específicamente, dentro de una “crate” deberían considerar que el adiestramiento en jaulas ha sido utilizado, desde hace mucho tiempo, por los adiestradores profesionales y los veterinarios.

Baste con pensar en los perros de las fuerzas armadas y policiacas, los cuerpos de rescate, los perros de servicio, su utilización es harto conocida.

Me atrevo a afirmar que si se extendiera el uso informado y responsable de las “crates” se evitaría un número importante de abandono de mascotas, esas mascotas que debido a una “libertad” mal entendida se convertirán en destructores compulsivos, ladradores empedernidos, experimentaran fobias o ansiedad por separación y otras linduras.

Asimismo, sin duda, se evitarían infinidad de incidentes fatídicos si quienes dicen amar a los perros, en verdad se permitieran conocer la utilidad y los beneficios que reporta el uso racional y adecuado de las/los “crates”. No debe ser tan mala su utilización que la Humane Society y varias asociaciones de rescatistas a nivel mundial, recomiendan su uso responsable.

Amable lector, lo invito a que se informe o se asesore en el uso y adecuado entrenamiento de “crates”; estoy seguro que algún día me lo agradecerá, como en este momento le agradezco yo a usted por el favor de su atención y su lectura.


Fecha de publicación: 30/03/2021

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