UNA CHARLA CON EL MAESTRO OCTAVIO OCAMPO

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TRINCHERA CIUDADANA

UNA CHARLA CON EL MAESTRO OCTAVIO OCAMPO

A principios del mes pasado tuve una breve pero muy enriquecedora plática con el muralista celayense Octavio Ocampo. El encuentro tuvo lugar en el domicilio particular de los señores Javier Ortiz y Evita Flores, quienes amablemente intervinieron para que me entrevistara con el maestro.

Les comento un poco amables lectores. Pretendí desde principios de este año charlar con don Octavio para hacerle algunas preguntas en virtud de un proyecto editorial que tengo casi finalizado y para el cual, el testimonio del egregio artista celayense era material que mejoraría la obra. Dicho lo anterior, inicié con las gestiones para reunirnos.

Octavio Ocampo aceptó muy amablemente reunirnos y con toda calma me habló de sus primeros murales, denominados “Independencia” y “Revolución”, realizados en 1960 con motivo de los 150 años del inicio de la guerra insurgente y los 50 años del estallido de la revolución.

Ambos murales se realizaron durante el trienio del presidente Jesús Gómez de la Cortina Garcidueñas y don Octavio apuntó lo siguiente: “Mi papá tenía una gran amistad con el alcalde y le dijo que tenía un hijo que pintaba y le enseñó algunas muestras de lo que yo hacía. Mi papá le pidió a don Chucho que me diera oportunidad de pintar en la presidencia municipal, a los costados de la entrada principal. Don Chucho contestó que no había presupuesto para ello, pero que él me apoyaría con los materiales y así lo hizo, detalle que siempre agradecí mucho.

“Don Chucho me dio la oportunidad y todas las facilidades para pintar aquellos murales, que siendo honesto, no eran tan feos, tenían mucho la influencia de Diego Rivera, a quien admiraba mucho desde entonces”.

Sin embargo, el maestro menciona que en específico el mural “Independencia” causó polémica y cierto rechazo en algunos sectores que lo consideraron violento: “Pinté a Hidalgo arengando a la gente y a los insurgentes se les notaba muy agresivos, incluso un mexicano, estaba apuñalando a uno de los españoles”.

Octavio Ocampo decidió que el mural “Revolución” debía ser elaborado más ligth para evitar desencuentros y pintó a don Porfirio Díaz, a su esposa y algunos de “Los Científicos” representando la modernización de México, luego un árbol que separaba dicha pintura y la enorme confusión que causó la revolución, pues fue una guerra de traiciones entre múltiples personajes, luego colocó a Madero, a Villa y a Zapata y para ejemplificar el progreso, no podía dejar de pintar el petróleo y la figura de Lázaro de Cárdenas, así como unos niños leyendo libros, pero el maestro no omitió dejar constancia de la violencia con un cura colgado de un poste de luz, evocando “La guerra cristera”.

La poca visión e insensibilidad de un munícipe intentaron quitar dichos murales, pero afortunadamente no se llevó a cabo semejante aberración. Ocampo logró entrevistarse con el presidente de la república José López Portillo a quien previamente le había realizado un retrato y el mandatario le propuso hacer otros murales pero ahora con la técnica que lo había consagrado.

Fue así que durante el gobierno de don Mauricio Clark (+) de quien por cierto recibió todo el apoyo, el maestro Ocampo realizó los murales que actualmente deslumbran a los visitantes del palacio municipal. Octavio Ocampo finaliza diciendo: “Los primeros murales están detrás del guardapolvo actual, tenía yo 16 años en aquél momento. Para cuando hice los nuevos ya era yo mucho mejor pintor, con mayor experiencia”.

A todo esto, ¿para cuándo estará listo el museo del maestro Ocampo?

Twitter: @gomez_cortina

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