#CelayaDeLuto

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TRINCHERA CIUDADANA



#CELAYADELUTO

Ya no se trata de hechos aislados, a diario en Celaya vivimos en el terror, en la zozobra, en la incertidumbre. Ya no se trata de “daños colaterales”, todos estamos expuestos, estamos a merced de la inseguridad, una inseguridad que de a poco invadió todos los espacios, que no respetó edad, lugares, condición social; una inseguridad y una violencia flagelante que nos hace vivir en una constante sensación de intranquilidad.

Lo dramático es que cada vez que pensamos que no podemos estar peor, surge otra desgracia que nos golpea en el rostro y en el estado de ánimo. Los acontecimientos del fin de semana pasado son escalofriantes, espantosos. Como si nuestra ciudad estuviera librando una guerra escuchamos de granadas y ráfagas de disparos que cegaron la vida de tres jóvenes emprendedores y talentosos, también se llevaron la de un pequeño que quería aprender el oficio, que quería salir adelante. Tristemente nos damos cuenta que no existe lugar seguro y que en este río revuelto todos estamos perdiendo algo.

He visto en varias ocasiones a contingentes del Ejército y de la Guardia Nacional patrullar la ciudad. Se ven imponentes a bordo de poderosos vehículos y armados hasta los dientes, pero ¿ha disminuido la incidencia delictiva? ¿ha servido de algo? Quizá hace falta trabajo de inteligencia, no lo sé, pero la ciudad continúa viviendo su peor etapa y al parecer ninguna autoridad está dispuesta a hacer absolutamente nada.

Al momento de escribir estas líneas no hay un solo posicionamiento ni de la alcaldesa ni del gobernador, ni del presidente. No hay empatía, ni una sola muestra de solidaridad con la ciudadanía, con el pueblo adolorido. Tal parece que la violencia se ha normalizado y que debemos de ver estas desgracias como algo cotidiano, como algo común, como si se tratara de una mala racha que “algún día” habrá de terminar.

Los ataques a negocios, la extorsión, el robo de vehículos; la autoridad está total y absolutamente rebasada. Ya ni siquiera se atreven a aparecer, a lamentar los acontecimientos, a condenar a los perpetradores, nada.

Celaya y el estado de Guanajuato todo es un barco a la deriva en donde impera la fuerza del terror y no de la ley, donde las condiciones la imponen los grupos armados y no la autoridad, donde la ciudadanía no tiene a quien exigirle, a quien reclamarle, donde el pueblo ha perdido la esperanza.

Jamás pensé vivir esto en mi ciudad, otrora pueblo tranquilo y amable. Hoy ocupamos las primeras planas de los medios nacionales por la violencia vivida, por las vidas perdidas, por las familias destrozadas.

Mi solidaridad y mis condolencias con los familiares de los fallecidos. Tristemente son un número más en esta terrible ola de violencia que es ignorada por todas las autoridades.

12/06/2020

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