2019: Seis meses después
Este año,
comenzó pleno de expectativas. No obstante, desde el punto de vista de las
estimaciones de crecimiento económico, era evidente que no se podía anticipar
con claridad los efectos de los ajustes en los flujos comerciales y
tecnológicos entre EEUU y China, y por extensión a la economía global; dada la
interconexión existente en las cadenas de valor. Es decir, se trata de las
nuevas reglas de comercio, mediante las cuales se ordenara la economía global,
con efectos importantes en el rol de la OMC.
Respecto de esta
controversia comercial, hay que tener en cuenta el relevante tema de los
alcances de la proyección comercial de China, y las reglas que la validen.
Después de todo, muchas economías de Latinoamérica, tienen lazos importantes
con esa economía y en la práctica; agregando fusiones y adquisiciones, ha sido
la principal fuente de inversión extranjera reciente. (Cepal 2018). No
obstante, si no hay criterios normativos establecidos con claridad, se abre un
espacio de vulnerabilidad para las economías más pequeñas, que sería engañoso
desconocer.-
Las tres más
grandes economías de Latino América (Argentina, Brasil, México), se benefician de una mayor integración con China, por los
volúmenes de comercio reciproco que son capaces de gestionar, lo cual mejora su
capacidad de negociación. No obstante, en las economías más pequeñas y por ende, más vulnerables a las
condiciones que pueda imponer China, la situación es distinta, pues la
asimetría es evidente en cuanto a volúmenes y tienen menor poder de negociación.
Esto no quiere decir que les resulte perjudicial comerciar con China, pero la
asimetría hace más fácil reemplazar a la economía más pequeña, que en tal caso
arriesga tanto más como para eventualmente, entrar a la zona de riesgo de la
dependencia absoluta.-
De lo anterior
se sigue que la negociación China y EEUU, no es indiferente para la región.
Clarificar sus resultados durante este segundo semestre, en caso de ser positivos;
significará un empuje extra a las posibilidades de crecimiento regional, y por
cierto a nivel global; con mayores garantías de protección de ciertas reglas
claves de comercio global (propiedad intelectual, transferencia de tecnología,
comercio de servicios, etc)
La combinación
imperfecta, sería que las negociaciones comerciales terminen con resultados
negativos, los que de seguro impactaran el comercio y el crecimiento global en
un rango que se ha estimado en -0,5% del PIB para el año 2020(FMI). Dependiendo
de cómo se agrava la carga arancelaria, dicho efecto negativo podría
incrementarse (ver figura). Dado el reducido margen de maniobra de las
políticas monetarias y fiscales, estas no podrían evitar la disminución en el
crecimiento económico global, incrementando el riesgo de una recesión comercial
en el 2020 que aunque moderada, agregaría tensión a los fundamentos globales y,
por ende mayor volatilidad en los mercados.
Fuente: www.consensodelmercado.com Refinitiv y FMI .Junio 2019
No obstante, de
ser fructífero el resultado, por ejemplo solo en el ámbito del comercio de
servicios, el PIB global podría incrementarse en el largo plazo en USD350.00
millones. (0,4% del PIB global, FMI, 2019)
La Unión Europea
en tanto, sigue con atención el tema, y se adapta a las nuevas condiciones
económicas. El Banco Central de Europa, en una decisión pragmática, está
aplicando “modo pausa”, en su normalización monetaria dado que su tasa de
inflación se encuentra en 1,2%, casi 45% lejos del objetivo anual, y riesgos
latentes de deterioro comercial. Situación similar sucede en EEUU, con una
inflación aún no alineada totalmente con el objetivo de política, (2%), que
junto a las dudas respecto de la evolución en la economía global en lo que
resta del año, aumenta las probabilidades de reducción de tasas de interés.
Por lo tanto, desde
el punto de vista optimista, este segundo semestre, debería ser un punto de inflexión monetario, para
asegurar un ajuste benigno, a las nuevas condiciones comerciales de la economía
global y una trayectoria de crecimiento menos riesgosa.-