La ortografía que no corrige la compu

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Chispitas de lenguaje

La ortografía que no corrige la compu

Muchas personas se dan por satisfechas en la revisión de sus documentos al aplicar el corrector ortográfico automático de sus procesadores de texto. Eso pone en riesgo la calidad del  documento. Se olvidan que la ortografía es mucho más amplia que el uso de ‘b’, ‘v’, ‘c’, ‘s’ o ‘z’ para vocablos específicos. Incluso, entre este tipo de consonantes que tienen el mismo sonido, hay palabras que varían de significado cuando se enuncia con una o con otra. El corrector es una herramienta de auxilio, pero no es la solución ortográfica.

En la práctica, el corrector ortográfico solo está al pendiente de errores de dedo y palabras que no tienen homófonos (esos vocablos que suenan igual, pero presentan una ortografía distinta). Y eso, precisamente, representa el mayor riesgo. Los homófonos acaso llegarán al 12% de los vocablos (no son pocas las palabras si consideramos que el Diccionario presenta 100 mil entradas –definiciones–, pero es bajo el porcentaje). Eso significa que, sumados los errores de dedo, que un texto presentará una calidad del 13% aproximadamente si solo se le aplica el corrector ortográfico del procesador de textos.

El corrector gramatical tampoco aporta mucho, aunque es más exacto. Básicamente, está al pendiente de las coincidencias en plural/singular y género. Eso debido a que la puntuación es tan variada, que no logra amalgamar todas las posibilidades. Por lo tanto, lo único confiable es la revisión de alguna persona… siempre que esté calificada.

Uno de los aspectos graves es que el corrector ortográfico de los procesadores no tiene cargado todos los vocablos del Diccionario y sus derivados. Me refiero a que solo tiene en base de datos las palabras más usuales. Pero, por ejemplo, desconoce términos como ‘hamo’ (anzuelo) que es idéntica de forma fonética a ‘amo’ (dueño o poseedor de alguien). En estos casos, el procesador marcará como errónea la palabra. Y, lo peor, si está configurada para cambiar automáticamente los términos, enunciará algo que no tiene sentido: «Salió a pescar con muchos hamos» (Esto significa que salió de pesca con muchos anzuelos y no se trata de un esclavo con varias personas que se dicen dueños de él).

Como complemento a lo indicado, si la base de datos es amplia o se enriquece al dar de alta muchos términos, entonces dará por bueno cualquiera que se enuncie. Por tanto, se corre el riesgo que se haya incluido una barbaridad. En el siguiente ejemplo el corrector automático no me marca ningún error: «Pidió ser botado para llegar a la sima de su carrera política» (solicitó se lanzado para llegar a lo más bajo de su carrera política); cuando seguramente quiso decir: «Pidió ser votado para llegar a la cima de su carrera política» (pidió ser favorecido con el voto para alcanzar una posición más elevado en su carrera política).

Por último, las tildes (acentos gráficos). Hay palabras que podrían tener el tono fuerte en cualquiera de sus sílabas. Por tanto, el corrector será incapaz de detectar enunciados incorrectos al poner o dejar de poner las tildes. Considere, amigo lector, la palabra ‘tránsito’. Esta puede enunciarse también como ‘transito’ o como ‘transitó’. La única opción incorrecta de este vocablo sería: *transíto.

Con base en lo anterior, significa que toda persona (no solo el grupo secretarial en una oficina) debe saber ortografía. Particularmente, el jefe debe ser muy diestro porque todo lo firma él y es el responsable de lo que se enuncia. Podrá culpar y regañar a alguien por un error, pero si no está preparado en este tema, corre el riesgo de aceptar lo que le propongan para firma.

El problema de todo lo anterior es que rebasa el aspecto anecdótico. Este se da solo cuando alguien es regañado por el error. Sin embargo, como sucedió en los casos que señalé en una colaboración anterior, si tiene repercusión comercial, legal o policial; entonces es un problema grave. La ortografía está mucho más vinculada a esos aspectos de lo que la mayoría supone. Hasta ahora no parece suceder eso porque la mayoría de la gente no los detecta.

Por lo tanto, si alguien da por bueno un documento porque ya pasó el corrector automático, tiemble porque de seguro presenta errores. Es decir, eso significa que no ha sido concienzudamente  revisado.


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