De todo un loco

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De todo un loco

Por coincidencia cuando comenzaba a escribir la presente columna, la cual trata sobre  lo que llamamos locura, murió Fernando Manuel Alonso Gómez de Valdés y Castillo, mejor conocido como El Loco Valdés y que se le adjudica la autoría del mote sin intención, al difunto productor Luis de Llano Palmer, cuando le preguntó por causa de una diferencia artística “¿Ésta usted loco, Valdés?” obteniendo por respuesta “Sí, soy el loco Valdés”. Durante mucho tiempo creí que el apodo era por las gesticulaciones, su inquieto carácter y las improvisaciones en el escenario, situaciones que en algún momento hemos emulado, pero no frente a una cámara como don Manuel.    

En nuestras vidas todos tenemos momentos de locura o loqueras. Algunos más, otros menos pero realizamos actos disparatados e imprudentes sin que eso signifique que padezcamos de nuestras facultades mentales o quizás no nos demos cuenta de ello. De hecho la locura es complicada de definir, debido al afán de ponerle nombre a lo que contrasta con lo que llamamos normalidad.

Las loqueras son también desde la óptica que se observe. Probablemente para alguien su mayor acto de locura fue pasarse un semáforo en amarillo y sea la proeza que contará a sus descendientes. En caso extremo, hay quienes tienen por locuras caer en bungee de cabeza a una altura de 60 metros en la laguna de Tequesquitengo.

Tendemos a clasificar muchos tipos de locuras como las del amor, las cuales se  cometen por lo regular en el proceso de enamoramiento, el cual dura aproximadamente ocho meses y se hace casi de todo para complacer a la persona deseada. Algo tan natural como sucede entre los animales, aunque es diferente que un pingüino lleve la mejor piedra a su pareja para cortejarla, a que alguien cometa la osadía de colocar carteles gigantes en puentes peatonales con peticiones de noviazgo o matrimonio. En el polo opuesto, escuchamos voces en el mundo de los arrepentidos que su peor locura fue haberse casado. Cuestión de enfoques, reza un eslogan.

Por padecer enfermedades asociadas a la locura y que no estaban categorizadas, como la esquizofrenia, la bipolaridad entre otras, conocemos personajes sobre todo de la historia europea que tuvieron sus momentos de desvarío. Con estudios históricos, psicológicos y psiquiátricos, se ha determinado por ejemplo que el emperador Nerón era obsesivo por las conspiraciones en su contra, muchas que solo él veía y que provocó diera órdenes de ejecutar a cientos de cristianos y miembros de la nobleza romana, incluida a su madre.

España tuvo a Juana de Castilla La Loca, cuya vida quedó marcada por la muerte en breve tiempo de un hijo, un hermano, una hermana, su madre Isabel La Católica y finalmente la de su esposo, Felipe I El Hermoso. En el lapso que gobernó, se le calificó poco apta debido a sus cambios constantes de carácter, al grado que se pensaba estaba poseída por el mismísimo chamuco y finalmente ser despojada del poder y recluida por 46 años en el castillo de Tordesillas, en Valladolid, locura que estudiosos han optado por decir que padecía de psicosis. Situación parecida la de Carlota, nuestra alguna vez emperatriz y que fue aislada por recomendaciones médicas al castillo de Bouchout, en Bélgica, donde vivió 48 años aquejada por una esquizofrenia disfrazada de locura.

En lo que concierne a nuestro territorio, los aztecas tenían otra percepción de lo que en Europa se conocía como enfermedades mentales. Para los prehispánicos, los males como la ansiedad, la histeria, la melancolía, los miedos, entre otros, no se originaban en el cerebro, sino en el corazón, por lo que los curanderos a través de la herbolaria, pócimas, palabras halagadoras y caricias, buscaban que el enfermo recuperara su equilibrio, contrastando con los métodos de aislamiento y maltrato en el viejo continente.

La historia de México también ha catalogado a algunos locos, como el presidente Antonio López de Santa Anna, quien militó con los liberales, conservadores, monárquicos y republicanos para ocupar cargos públicos, pero ese es un hábito normal entre políticos y no fue su mayor locura. Esta ocurrió cuando en la llamada Guerra de los pasteles contra los franceses en 1838, una bala de cañón provocó la pérdida de su pierna, la cual fue amputada. Santa Anna ordenó se hiciera un funeral de estado para su extremidad pérdida, la cual incluyó misa oficiada por un obispo y rendirle honores entre militares, políticos y el pueblo, para después ser enterrada.

La connotación de locura se sigue tomando como una ofensa, pero también se ha transformando como un término adulador y por eso tenemos de todo un loco. En la música están Los Locos del Ritmo y canciones de locura como El Loco de Javier Solís. Los angloparlantes nos legaron a Madness y a la revolucionaria agrupación The crazy world of Arthur Brown, además de canciones Crazy, como las interpretadas por Patsy Cline, Aerosmith y Gnarls Barkley, entre varias más. Y sí, la música es excelente para bailar y/o cantar alocadamente.

La literatura nos da continuamente publicaciones con estudios especializados sobre la materia y sobresalen títulos para los que no somos expertos en ello, como el clásico Elogio de la locura de Erasmo de Róterdam, que describe de manera amena y sarcástica los actos de una parte de la sociedad europea del siglo XVI. Destaca también el libro One flow over the cuckoo´s nest, conocido y adaptado al cine como Atrapado sin salida (Forman, 1975), escrito por Ken Kesey y basado en sus vivencias en un hospital psiquiátrico donde trabajó de enfermero y para experimentar, se sometió a diversos tratamientos internos. Recomendables ambos textos.

En otro momento comentaremos de otras  películas y series televisivas sobre el tema, el cual es amplio por las diversas opiniones y puntos de vista. Mención aparte y con respeto a quienes son recluidos en un hospital o llevan un tratamiento médico por sus perturbaciones patológicas de la mente y reconocer el esmero de sus cercanos por atenderlos. Y para los que coloquialmente utilizamos el término ¿Lo que no concebimos dentro de lo que comúnmente hacemos, es locura?

 

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//FECHA DE PUBLICACIÓN: 08/09/2020 

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